“Velamos por la profesión médica, por su ejercicio ético en condiciones laborales dignas y justas y por
la salud de los colombianos”.

Artículo 3º. Estatutos. Capítulo I

Órgano asesor y consultivo del Estado en materia de salud pública desde 1935 (Ley 67 de 1935 y Ley 23 de 1981).

Es realmente impresionante ver como la percepción de las cosas cambian, según el tiempo en que se vivan y la actividad que desempeñe cada persona. Por ejemplo, al hablar hoy en día de donación de leche humana, en mi caso -como pediatra que soy- conecto de inmediato con el ámbito hospitalario; mientras, una mujer que ha sido madre imagina de inmediato a otra mujer o a ella misma lactando a un bebé o extrayéndose su propia leche para llevarla a un banco de leche, que puede estar en una casa especial que la recibe y distribuye, entre las mamás que no pueden lactar a sus hijos o en un lugar diseñado para ello, probablemente clínica u hospital o hasta en un almacén especializado en la venta de artículos para bebés donde hay una nevera especial para guardar la leche y darla gratuitamente a la madre que la necesite. Así lo pude constatar, luego de preguntar a varias mujeres, cómo se imaginaban la donación de leche humana. También pregunté a varios hombres, todos padres, y dudaron su respuesta, pero finalmente la mayoría relacionó la donación de leche humana con la donación de sangre y ubicaron la donación en un hospital.

Esta diferencia en las respuestas hace pensar que probablemente, aparte de la identidad de género, la maternidad genera una actitud solidaria de la mujer que produce la leche, con el bebé que necesita para sobrevivir y su madre para poderlo cuidar con suficiencia, pues, por mucho amor que le tenga, si no hay leche no hay vida. Ya desde épocas inmemoriales, en 1750 AC, en Babilonia, el rey Hammurabi estableció en su código la protección de las nodrizas, actividad que se mantiene hoy bajo su forma original en algunas comunidades o bajo el modelo de los bancos de leche humana, cuyo objetivo es nutrir adecuada y suficientemente a bebés prematuros o lactantes cuyas madres no puedan hacerlo. Esta práctica ha salvado muchas vidas y se debe al pediatra vienés Theodor Escherich la creación del primer banco de leche humana en 1909, en la ciudad de Viena. El doctor Escherich descubrió que la población bacteriana de los lactantes alimentados al seno era distinta de los que no. Fue él quien en ese proceso descubrió en estos niños la bacteria que lleva su nombre en reconocimiento a su descubrimiento: la Escherichia coli.

El Estado colombiano adhirió a la Estrategia IAMI (Instituciones Amigas de la Mujer y la Infancia), ideada por la UNICEF con el propósito de construir redes de bancos de leche humana en los países del mundo con el propósito de proteger la vida de recién nacidos y lactantes en riesgo de enfermedad o muerte por carecer de leche humana. Esta es una actividad netamente altruista, donde no cabe su explotación comercial y debe ser garantizada por los Estados para salvaguardar la salud y la vida de los pequeños.

Apoyar los bancos de leche, ya sea ayudando en su financiación, divulgando su existencia y convocando y estimulando a mujeres lactantes a que donen, es               una forma inmensa de apoyar un buen comienzo de vida de muchos niños para que puedan emprender su crecimiento y desarrollo en las mejores condiciones.

Sergio Isaza Villa, M. D. – Pediatra
Presidente Federación Médica Colombiana