“Velamos por la profesión médica, por su ejercicio ético en condiciones laborales dignas y justas y por
la salud de los colombianos”.

Artículo 3º. Estatutos. Capítulo I

Órgano asesor y consultivo del Estado en materia de salud pública desde 1935 (Ley 67 de 1935 y Ley 23 de 1981).

Imagen tomada de la cuenta X de la Federación Nacional de Departamentos

Con las etiquetas (hashtags) #CelebremosDistinto, #EstaEnTusManos, el gobierno nacional realiza una campaña de prevención en las redes sociales con el fin de crear conciencia sobre los peligros de la quema de pólvora con fines recreativos en épocas decembrinas. Esta tradición, vinculada estrechamente a las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, está presente en ciudades y municipios de todo el país, la mayoría de las veces con el permiso de las autoridades.

De acuerdo con el boletín # 14 del Instituto Nacional de Salud, publicado el 13 de diciembre, se reportan 332 lesionados en lo que va del mes, entre ellos 113 menores de edad. Una cifra desalentadora y dolorosa que da cuenta del arraigo de una práctica cultural que no sólo perjudica a las personas sino también a los animales domésticos y silvestres, e incluso daña el entorno natural y arquitectónico por los incendios que genera. Entre esas 332 personas afectadas hay dos mujeres fallecidas que trabajaban en una polvorería de Facatativá, Cundinamarca, y que explotó el pasado 1 de diciembre.

Datos del boletín N° 14 del Instituto Nacional de Salud, en su cuenta de X @INSColombia

Datos del boletín N° 14 del Instituto Nacional de Salud, en su cuenta de X @INSColombia

En Colombia el uso de la pólvora está reglamentado. Se trata de la Ley 2224 de 2022: “por medio de la cual se garantizan los derechos fundamentales a la vida, la integridad física, la salud y la recreación de todos los habitantes en especial los niños, niñas y adolescentes en el territorio nacional mediante la regulación del uso, la fabricación, la manipulación, el transporte, el almacenamiento, la comercialización, la compra, la venta y el expendio de pólvora y productos pirotécnicos en el territorio nacional y se dictan otras disposiciones”. Gracias a esta norma recién elaborada se creó el fondo “Prevenir es vivir”, a cargo del Ministerio de Salud y Protección Social, destinado a invertir en planes de prevención “que busquen sensibilizar a toda la población sobre el peligro del uso, fabricación, manipulación, transporte, almacenamiento, comercialización, compra y venta de pólvora”. De este fondo también se destinan recursos para brindar atención especializada a víctimas quemadas por artículos pirotécnicos. En este punto vale aclarar que existe una diferencia entre “pólvora” y “pirotecnia”, esta última se vende debidamente empacada con toda la información de sus componentes y sus instructivos de manejo; son productos conocidos como “Tipo 1” y “Tipo 2” de venta libre para adultos responsables en estado de sobriedad. Gremios como FENALPI (Federación Nacional de Pirotécnicos), que congrega a productores y comercializadores, legalmente establecidos, de pirotecnia, promueven el uso responsable y seguro de la pólvora legal y de bajo impacto auditivo para personas y animales, también realizan campañas de prevención para evitar el riesgo de accidentes por manipulación indebida. Los “Tipo 3”, altamente detonantes, y aquellos que contienen fósforo blanco, están prohibidos. Entre ellos, los que se conocen como “culebras”, “tumbaranchos”, “matasuegras”, “tacos”, “totes”.

Las cifras de lesiones por pólvora en esta época no dejan de ser alarmantes. A pesar de las campañas en medios de comunicación, las personas quemadas siguen llegando a las urgencias de los centros médicos. Y es que es muy difícil cambiar ese modo de celebrar que viene de siglos atrás, costumbre muchas veces patrocinada por gobiernos locales y parroquias que ofrecen la quema de pólvora como un espectáculo visual y auditivo. Incluso en la actualidad, una ciudad importante como Medellín festeja, de manera no oficial con pólvora legal e ilegal, la llamada “alborada” para recibir el último mes del año. Lo mismo que municipios cuyas fiestas patronales se basan en la muestra de juegos pirotécnicos como eje central de la programación.

El año pasado (de diciembre de 2022 a enero de 2023), “el consolidado nacional de lesionados por pólvora fue de 1153” (357 eran menores de edad). (MinSalud). Los municipios con más quemados fueron: Nariño (153), Antioquia (103), Norte de Santander (72), Santander (65), Tolima (60), Cauca y Cundinamarca (56 cada uno). Para efectos comparativos hay que subrayar que en el periodo diciembre 2015/enero 2016 se registraron 917 casos, mientras que en el periodo diciembre 2016/enero 2017 se reportaron 879 casos. La estadística de lesionados por pólvora pirotécnica (quemaduras, laceraciones, contusiones, amputaciones, daño auditivo, daño ocular, intoxicación por residuos de pólvora) se encuentra disponible en el SIVIGILA (Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública) y es un compendio de los reportes diarios de las entidades territoriales.

¿Qué tan efectivas son las campañas para prevenir lesiones por pólvora en un país que centra sus celebraciones más populares en la explosión como espectáculo? Es la pregunta que tendrá que responder tanto el Ministerio de Salud (fondo “Prevenir es vivir”) como el INS cuando finalicen las festividades de fin de año. Tal vez haga falta un nuevo enfoque pedagógico y un abordaje a largo plazo para transformar esta mentalidad, que nos permita cambiar la pólvora por otras diversiones menos peligrosas (ejemplo: juegos laser, drones, video mapping) para las personas, los animales y el medio ambiente.

Les invitamos a descargar las Recomendaciones para atender las quemaduras con pólvora AQUÍ.