“Velamos por la profesión médica, por su ejercicio ético en condiciones laborales dignas y justas y por
la salud de los colombianos”.

Artículo 3º. Estatutos. Capítulo I

Órgano asesor y consultivo del Estado en materia de salud pública desde 1935 (Ley 67 de 1935 y Ley 23 de 1981).

Los trabajadores de la salud, especialistas y profesionales, técnicos, auxiliares, promotores y agentes comunitarios, estamos:

Cansados de escuchar que son los grandes inversionistas, los vendedores de medicamentos y vacunas, los grandes filántropos, los intermediarios y los líderes políticos los que salvan vidas y que con ese predicamento se está desconociendo el papel, el aporte y el trabajo de quienes hemos estado en la primera línea durante las pandemias y en la normalidad, en las emergencias y en la vida diaria, en el día y en la noche, pues no existe una sola vida que se haya salvado sin la intervención de uno o muchos trabajadores de la salud.

Cansados de aplausos y reconocimientos que no han cambiado la precarización del trabajo en el sector salud, que nos ha convertido a todos en piezas de engranajes para la generación de ganancias, en fichas en esquemas de contratación entre actores poderosos. 

Cansados de ver que la atención en salud está cada vez más lejos de prevenir, curar, aliviar, rehabilitar y mitigar el dolor y más cerca de la sostenibilidad financiera, la eficiencia, la rentabilidad y las lógicas del mercado.

Indignados por la forma en que los recursos destinados a la atención de salud se despilfarran entre administradores, intermediarios, comisionistas, auditores y revisores, y no llegan a quienes atienden a los enfermos, no llegan a los hospitales, las clínicas los laboratorios clínicos, los servicios farmacéuticos.

Perplejos e indignados  porque cuando creíamos que, ante una pandemia tan severa como la que enfrentamos, los trabajadores de la salud veríamos revalorizado nuestro quehacer y veríamos mejoras en las condiciones laborales, mejoras que no llegaron mientras los recursos de emergencia se dirigieron a grandes contrataciones sin transparencia. 

Observamos con un respiro de esperanza, que los dos candidatos a la segunda vuelta por la Presidencia de la República rechazan en sus programas de manera explícita que la salud se haya convertido en un negocio. Los dos resaltan que la salud es un derecho y los dos buscarán acabar con la precarización laboral en la que nos tiene postrados el sistema de salud vigente. 

 “Salud para la vida y no para el negocio” es el encabezado del programa de salud del pacto histórico. Y dice el programa de Hernández: “la Ley 100 ha creado un sistema que incluye intermediarios privados con interés de obtener lucro, en la prestación del servicio, lo que convierte un derecho esencial en un negocio particular”.  

El programa del candidato Petro aborda aspectos como la recuperación de la rectoría, la territorialización de las redes de servicios, el reordenamiento administrativo y financiero y el fortalecimiento y descentralización de la Superintendencia Nacional de Salud. Así mismo recoge el largo camino recorrido por los trabajadores y trabajadoras de la salud en general y de los gremios médicos en particular, camino que desembocó en la Ley Estatutaria de Salud, que sería desarrollada y reglamentada con la presentación de un proyecto de Ley al congreso, para que la reforma del sistema de salud sea el resultado del debate democrático. De ser el caso, los trabajadores de la salud debemos estar allí para seguir ese proceso.

Ambos proponen reducir las inequidades entre regímenes e incluso su eliminación y ambos encuentran que la intermediación es una de las causas principales de la crisis del sistema y de su pérdida de credibilidad.  Los dos quieren cambiar el enfoque curativo por uno preventivo, el del candidato Petro con equipos interdisciplinarios que lleven la salud a los hogares, al tiempo que hace referencia a la necesidad de impactar los determinantes sociales de salud, con un énfasis en detener la mortalidad infantil por desnutrición. El programa del Ingeniero Rodolfo Hernández propone la prevención de enfermedades con la implementación de un modelo de salud familiar.  

Las dos campañas se han comprometido con “el salvamento y la recuperación” de los hospitales públicos. 

Ambos dicen que quieren fortalecer las capacidades nacionales con inversiones en Ciencia, tecnología e innovación, para tener vacunas y medicamentos hechos en Colombia. El Pacto Histórico a partir de la “reindustrialización del sector farmacéutico” pero adicionalmente “impulsando una agenda internacional para hacer efectivas las flexibilidades sobre los derechos de propiedad intelectual de los medicamentos y tecnologías de interés en salud pública”. 

Con respecto a la recuperación de la dignidad de trabajadores y trabajadoras de la salud, dice el programa del candidato Petro: “garantizaremos el trabajo digno, seguro y decente para la totalidad de los trabajadores de la salud, abandonando la intermediación laboral y la vulneración de derechos a través de un estatuto del trabajo en salud que garantice la laboralización con estabilidad, la primacía de la realidad sobre la formalidad, la remuneración justa…” Adicionalmente hace mención explícita al “reconocimiento del papel fundamental de las mujeres en el sector”.

Por su parte, el programa del ingeniero Hernández dice: “Establecer políticas para la contratación del personal médico que contemplen eliminar la intermediación de las EPS, cooperativas y cajas de compensación, que han precarizado el empleo que genera el sector. Es necesario el aumento de los salarios del personal de salud…” 

Se perciben diferencias que muestran un programa estructurado, coherente y consistente en el tiempo y otro más general, con muchas preguntas sobre la forma de hacerlo operativo.

En este debate electoral cada quien ejercerá su derecho al voto según sus convicciones, responsabilidad política y preferencias; pero las trabajadoras y trabajadores de la salud estaremos atentos a acompañar la reivindicación de nuestra dignidad y la reforma del sistema tal y como ha sido prometido a todos los colombianos. Y estaremos atentos a exigir que las promesas se cumplan.