Norte de Santander continúa la batalla contra la COVID-19 y aunque las cifras de contagios y ocupación de las Camas de Unidades Intensivos, UCI, han disminuido, no se puede bajar la guardia, más aún cuando en la región aun no se inicia el proceso de vacunación.
Se prevé que para la primera semana de febrero inicie este proceso de vacunación enfocado inicialmente al personal médico en primera línea y adultos mayores de 80 años, por lo que la ciudadanía debe seguir cumpliendo con los protocolos y medidas de bioseguridad para evitar el contagio.
En el último reporte dado a conocer por el Instituto Departamental de Salud, IDS, Norte de Santander registra una ocupación de camas UCI del 73% y Cúcuta del 74%, cifras que han permitido que en las últimas semanas las medidas restrictivas fueran flexibilizadas.
De hecho, estas acciones han generado controversia, pues, aunque los gremios económicos solicitaban que levantaran los toques de queda, muchos consideran que no es conveniente, ya que la ciudadanía no ha sido responsable con su comportamiento, muchos señalan que el miedo al contagio está desapareciendo, dado el desacato que se ven en las calles a las medidas restrictivas impuestas por los gobiernos locales.
A pesar de esto, hay otros hechos que está causando temor en los nortesantandereanos y está generando diferentes opiniones al respecto; entre ellos, que los centros asistenciales se han convertido en el primer foco de contagio y quienes acuden a las clínicas terminan falleciendo por el virus.
Otro de los temores que hace que muchas personas se expongan y contagien a otras personas, es el quedarse sin trabajo, pues afirman que las EPS no están pagando sus días de incapacidad y las empresas están despidiendo a las personas que resulten contagiadas.
Para conocer la realidad sobre estas afirmaciones, La Opinión consultó a especialista médicos quienes explican el protocolo que se implementa a los pacientes con sospechas positivas para COVID-19, además de la atención que reciben según la gravedad de los síntomas y el estado en el que se encuentra el paciente.
Mitos y verdades: atención de pacientes con COVID-19
Son varias las afirmaciones que han surgido en medio de la pandemia y que han traído trágicos resultados para la ciudadanía. Para ello, Adán Muñoz, presidente del Colegio Medico de Norte de Santander, aclaró algunas de estas inquietudes. Entre ellas:
• Una persona con sospecha de contagio por COVID-19, va a un hospital por atención médica, ¿firma su sentencia de muerte?
De ninguna manera es una sentencia de muerte. El sector médico está precisamente buscando su recuperación, que posteriormente se vea el desenlace de la muerte es natural en todo ser vivo. Pero, la idea es que llegan es para buscar sanación”.
• ¿Traslado a UCI significa muerte?
Las posibilidades de librar la batalla están relacionadas con las condiciones generales en las que llega el paciente, si se hace un análisis de los pacientes, hay muchos que vuelven a sus casas, pero, lógicamente hay otros que lamentablemente fallecen.
Muchos de los que han estado en UCI han vuelto a sus casas y se están recuperando, si no tendríamos que cerrar la UCI porque las personas solo irían a morir allá.
• Algunos pacientes evitan ir al hospital y cuando van ya están muy graves, esto puede estarle causando su muerte.
Los pacientes temen llegar a una clínica porque van a ser hospitalizados, si tienen dificultad respiratoria le van a tener que poner oxígeno, muy probablemente intubarlo y todo eso hace que las personas tengan miedo. Además de que al iniciar el tratamiento deben ser aislados, eso hace que no tengan contacto con los familiares y que aumente el temor.
• ¿Cuándo una persona debe ir al hospital?
Inmediatamente comienza a evidenciar síntomas, como tos, dolor de cabeza y de garganta y fiebre constante, debe llamar a su EPS, y concretar una consulta médica. Además de aislarse, evitar el contacto con las personas de su alrededor, es importante que su EPS lo asista, le haga la prueba y le confirme si está contagiado o no. Es fundamental que en cuanto presente estas sintomatologías vaya de una vez para que los médicos puedan actuar a tiempo.
• ¿Ir a una clínica es contagiarse de COVID?
Falso, las clínicas siguen atendiendo otras patologías y siempre lo han hecho, por eso, están en el deber de hacer la clasificación y lo hacen. Si es sintomático respiratorio va por un lado y se separa de los pacientes que tengan otro tipo de patologías.
Protocolo de atención a pacientes
Los pacientes sospechosos o confirmados con COVID-19 son cohortizados*
• A los casos que no son confirmados aún, se les entrega todos los elementos de bioseguridad para prevenir un contagio en caso de ser negativo
• Pasan a un Triage respiratorio, en el que el médico determina si requiere exámenes o si puede ser atendido en otro nivel de atención (el hospital solo puede atender alta complejidad).
• Si el paciente llega con signos que requieren atención, pasa al sistema de Triage donde se le toman laboratorios, prueba para COVID-19, y un internista determina si requiere hospitalización o ingreso a UCI.
• En caso de que el paciente llegue inestable, es trasladado a un área donde lo estabilizan, y se pasa a Cuidados Intensivos, teniendo en cuenta que el HUEM tiene un sistema modular y los pacientes se van trasladando dependiendo de las necesidades ,
*cohortizados: Agrupar pacientes de una misma enfermedad en una misma habitación o lugar
Qué pacientes son intubados o remitidos?
Arturo Arias, médico intensivista de Norte de Santander, señaló que un paciente comúnmente es remitido a cuidados intensivos cuando presenta falla respiratoria (no poder respirar, hablar, cansancio, sudoración excesiva), tiene más de 30 en frecuencia respiratoria y la saturación cae a menos de 90 por ciento.
“Pueden entrar a cuidado intensivo en dos posiciones, una ventilación mecánica no invasiva, que en ocasiones no sirve mucho, pero es lo ideal y la segunda, ventilación mecánica lo que se conoce como intubación, medicamentos, etc.”, dijo el médico.
Arias agregó que la mejor recomendación que él puede brindar a los ciudadanos es que sigan manteniendo los cuidados básicos, como son los elementos de bioseguridad, salir cuando es estrictamente necesario, continúo lavado de manos, entre otros.
Incapacidad laboral por COVID-19
En caso de que el empleado resulte positivo para COVID-19, debe saber que su incapacidad laboral puede ser asumida por su EPS o ARL; básicamente, esto depende de dónde ocurrió y cómo se dio el contagio, si fue de origen común o laboral.
Así lo sustenta el artículo 8 del Decreto 1109 de 2020, el cual dice que “los afiliados cotizantes al régimen contributivo que sean diagnosticados con COVID-19 contarán con los recursos económicos derivados de la incapacidad por enfermedad general o por enfermedad laboral, según corresponda, que reconozcan la Entidades Promotoras de Salud o las Administradoras de Riesgos Laborales para garantizar el aislamiento de ellos y su núcleo familiar”.
Sin embargo, por regla general, el contagio será tomado como de origen común, fundamentalmente por la dificultad en la prueba del origen, salvo que se trate de trabajadores de la salud y sus servicios complementarios, para quienes es legalmente tratada como enfermedad laboral directa.
¿Pacientes de otras ciudades?
El HUEM, informó el pasado 19 de enero que efectivamente la ocupación de camas UCI había disminuido notablemente, llegando a un 84% comparada con el 95% que se registró en los últimos meses del 2020.
Por esa razón, Maribel Trujillo, subgerente de este centro médico, señaló que el hospital ya se encuentra listo para recibir pacientes de otras ciudades que están al borde del colapso, así como las otras localidades recibieron a 33 habitantes de Cúcuta, cuando esta tenía la ocupación más alta.
El hospital viene disminuyendo la ocupación en cuidado crítico, lo cual le permite muy seguramente recibir pacientes de otras ciudades que se encuentran con una ocupación alta en camas UCI, como estaba Cúcuta hace varias semanas”, expresó.
La subgerente pidió comprensión a la comunidad si estas medidas llegan a ser necesarias ante el segundo pico de la pandemia.
No obstante, las autoridades han venido reiterando en las últimas semanas que a pesar de la disminución, Norte de Santander continúa en alerta roja hospitalaria
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