“Velamos por la profesión médica, por su ejercicio ético en condiciones laborales dignas y justas y por
la salud de los colombianos”.

Artículo 3º. Estatutos. Capítulo I

Órgano asesor y consultivo del Estado en materia de salud pública desde 1935 (Ley 67 de 1935 y Ley 23 de 1981).

Quien no previene no planifica. Quien no planifica, improvisa. Quien improvisa tiene alto riesgo de errar. Vinieron a mi mente estas frases mientras trataba de explicarme qué pasa. ¿Acaso, quien dio la orden del día sin IVA previó la desbandada? El apiñuzque de la gente en los almacenes ¿tendrá o no tendrá efectos nocivos? El gobierno establece un día sin IVA bajo pretexto de reactivar la economía sin tener en cuenta cuántos billones de pesos deja de percibir por no cobrar ese impuesto, sin prever el sobreprecio compensatorio del 19% que los comerciantes malosos adicionaron a sus mercancías y sin disponer del personal de policía suficiente para hacer cumplir las normas COVID; tres cosas de esperar ante semejante medida. Un día descontrolado tras 3 meses de confinamiento. Absurdo. Las cifras lo dirán.

Y con las escuelas y colegios… ¿Qué está pensando? Allí no van adultos cansados ni ancianos ni pensionados ni personas reflexivas que guardan distancia y se lavan las manos cada 2 horas, sino niños y adolescentes, seres inquietos que solo viven el presente y regresan después de 3 meses de encierro en viviendas grandes o pequeñas, pero encierro, al fin y al cabo. ¿Qué decir del espacio disponible para mantener distancia en aulas que contienen entre 15 y 45 de esos seres llenos de vida, con ganas de reencontrar a sus amigos, correr y jugar? ¿Y cómo los transportarán? ¿Será que las “rutas”, como llaman a las busetas en que viajan a jardines, escuelas y colegios, en vez de transportar a 12 de ellos por viaje, llevarán sólo a 4? Y los que tienen bus grande, ¿lo harán con 10 o 12 solamente? ¿Y entonces… etc.? Cada vez aparece otra pregunta, de las que se hacen quienes en verdad planifican, lo que parece no contemplar la mente de los funcionarios gubernamentales. Como estamos en una emergencia que permite simplemente dictar normas, ese poder extraordinario, delegado por el legislativo, lo usa el gobierno a su antojo. Y como estos meses se ha dedicado a dictar decretos, pareciera que considerase eso lo mismo que gobernar. Sin embargo, acorde al Estado Social de Derecho, gobernar es dirigir el país en favor de su población; algo bien distinto a dictar decretos para manejar el poder y favorecer a los poderosos gremios económicos y financieros. Las consecuencias que sobrevengan de estos hechos son su responsabilidad.

Por otro lado, se ha desatado el señalamiento de los médicos como causantes de las muertes de pacientes por COVID y ahora también por NO COVID luego de la creación de una “Canasta de Servicios y Tecnologías en Salud destinados a la atención del Coronavirus COVID-19”, que se va a financiar con recursos adicionales, de manera que los prestadores de servicios de salud, las EPS y los diferentes actores del Sistema de Salud, puedan programar, contratar y pagar las atenciones respectivas (sic), según reza a la letra el Decreto 538 de 2020. Es por esta norma que incentiva el pago de dinero a EPS e IPS mediante el descreme por la atención de pacientes COVID, por el efecto de las palabras irresponsables del ministro de salud al “denunciar” un cartel de UCIs, sin decir cuáles lo constituyen, y porque en las redes sociales corren libelos incendiarios de un pseudo periodista dedicado a perseguir a los médicos, insultarlos, difamarlos y denigrar de ellos al tiempo que incita a que se nos agreda porque dizque ganamos millones de pesos cada vez que diagnosticamos COVID, así el paciente no tenga la enfermedad; por todo eso buena parte de la población ha sido engañada y tiene sus cabezas envenenadas en contra nuestra.

La verdad es que, según notas oficiales, la semana pasada teníamos 86 muertos diarios por COVID, o sea 3 muertos por hora cada día; hace un mes, muchos se ufanaban de que Colombia ocupaba un sitio envidiable en la pandemia, pues teníamos 9 muertos por millón. Ahora tenemos 36 por millón. ¿Qué sigue? Las cifras lo dirán. La realidad hablará. La pandemia no necesita un gerente; eso lo necesita un banco o una empresa comercial. La emergencia que vive Colombia, con altísimo riesgo de empeorar, necesita un mando unificado orientado por el conocimiento, la experiencia y la sabiduría de especialistas en salud pública y por un gobierno ejercido en función de sus gobernados y no de los poderosos que quieren salvar lo suyo a toda costa, sin importarles cuanta gente muera; un gobierno que obligue a los banqueros a que distribuyan el dinero que les entregó, para poder resolver esta situación con medidas económicas reales, inmediatas y eficaces a favor de la salud de todos.

SERGIO ISAZA VILLA