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Una reciente investigación, que analizó datos de 60 países desde 1979, muestra que la humedad puede tener un importante papel a la hora de examinar la salud mental.

Desde hace algunos años, científicos han investigado la relación que existe entre el cambio climático y la salud mental. Hasta el momento, el principal interés había estado puesto en el impacto del aumento de la temperatura. Pero ahora un nuevo tema ha captado la atención de quienes exploran esa asociación: ¿Puede jugar la humedad un papel a la hora de estudiar la salud mental?

Una investigación publicada en la revista Scientific Reportsda las primeras pistas para resolver esa pregunta. “Correlación de las olas de calor y la humedad relativa con el suicidio”, como titularon el artículo, intentó analizar si hay una relación entre la humedad en el ambiente y los suicidios. Los primeros indicios de la investigación parecen sugerir que sí, pero para poder entender en qué consiste el hallazgo sin alarmarse es necesario retroceder un poco y comprender, en primer lugar, cuáles son algunos de los efectos del cambio climático en la salud de las personas. El último informe de The Lancet Countdown —un reporte elaborado por 93 científicos que se encarga de estudiar esas afectaciones— señaló que, además de las 345.000 muertes que se registraron en 2019 por olas de calor, este fenómeno también estaría incrementando las enfermedades infecciosas, la calidad del aire que respiramos, lo que comemos y la salud mental, entre otros aspectos.

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A pesar de que existe amplia evidencia sobre este impacto, la salud mental había sido excluida en la mayoría de los trabajos. Por ejemplo, se tiene un vasto conocimiento sobre las afectaciones de las olas de calor en el cuerpo humano pero, como señalan los autores de este reciente artículo, “menos investigaciones se centran en las implicaciones de estas en la salud mental y el bienestar”.

Por esta razón, los investigadores Fernando Florido e Ilan Kelman, que hacen parte del Instituto para la Reducción de Riesgos y Catástrofes del University College London; Jonathan Chambers, científico de datos del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de Ginebra (Suiza), y Sonja Ayeb-Karlsson, etnóloga y parte del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de las Naciones Unidas, decidieron involucrar una nueva variable a estos estudios: la humedad en el ambiente. Ayeb-Karlsson le explicó a El Espectador por qué es importante esa inclusión: “Piensa que en un día caliente puedes tener un poco de aire y solo con esto la sensación sería más normal. Ahora piensa que además del calor hay humedad y no puedes respirar bien, tampoco dormir ni caminar bajo el sol. Esa última situación es mucho más estresante”.

“Encontrar una medida que permitiera representar la salud mental de la población fue una tarea compleja”, comentó la investigadora de la Universidad de Sussex. “Los suicidios son un buen indicador porque, en cierto sentido, capturan de manera central la angustia de las personas y de alguien que acepta que ha sido llevado a sus límites”, apunta Ayeb-Karlsson.

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El siguiente paso para este equipo fue analizar los datos de suicidios, humedad y calor (las variables) de 60 países del mundo entre 1979 y 2016, lo que representa el primer trabajo que busca abordar la relación entre estos fenómenos a escala global, según sus autores. El análisis lo hicieron a través de una regresión —una herramienta usada en la estadística— para determinar si había o no una relación entre las variables y si era válida estadísticamente hablando (en términos técnicos, si era significativa o no)–.

Uno de los principales hallazgos fue que no en todos los países aumentaron los suicidios al presentarse mayor humedad. Incluso hubo casos en los que disminuían. Sin embargo, en 14 países se identificó una relación positiva. Es decir, ante un aumento en la humedad, también lo hicieron los suicidios.

¿Esto quiere decir que el aumento en la humedad ocasionó un incremento en los suicidios en estos países? Ayeb-Karlsson responde de manera contundente: “No. Nunca, nunca, tendrás esa certeza necesaria para señalar una causalidad, porque siempre habrá otros factores por considerar”. Entonces, ¿qué significa la correlación identificada por los autores de la investigación? Que hay países en los que al intensificarse la humedad crecen los suicidios.

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Esto es importante por varias razones. La primera es que, como lo demuestra el artículo, a diferencia de lo que se creía, el aumento en la humedad tiene una mayor correlación con los suicidios que las olas de calor. De esta manera se integra una nueva variable a los análisis entre cambio climático y salud mental. Además, permite identificar cómo los fenómenos ambientales impactan de manera diferenciada a los grupos poblacionales. Por ejemplo, en este trabajo observaron que las mujeres y los niños entre los 5 y 11 años se ven perjudicados en mayor medida por la relación descrita.

“Esa mayor vulnerabilidad de las mujeres fue inesperada. Si miras las tendencias, son los hombres quienes más se suicidan. Sin embargo, teniendo en cuenta investigaciones previas, son los grupos marginalizados los que más sufren las consecuencias del cambio climático”, apunta Ayeb-Karlsson, quien agrega que en análisis futuros se incluyan grupos étnicos minoritarios, como las poblaciones indígenas: “En Canadá, por ejemplo, los inuits tienen una tasa de suicidio 14 veces más alta que la población regular”.

Escrito por: César Giraldo Zuluaga
Tomado de: Elespectador.com