Un nuevo estudio en Reino Unido muestra cómo los jóvenes homosexuales o bisexuales tienen cinco veces más probabilidad de estar deprimidos que los heterosexuales, y dos o tres veces más de ser intimidados y victimizados.
Una nueva investigación realizada en Reino Unido revela que los adolescentes de minorías sexuales –atraídos por el mismo o ambos sexos– son más propensos a experimentar problemas de salud mental, ambientes sociales adversos y efectos de salud negativos que sus contrapartes heterosexuales.
Los autores, investigadores de la Universidad de Liverpool y del University College de Londres, analizaron información sobre casi 10.000 adolescentes –629 de minorías sexuales versus 9.256 heterosexuales– nacidos entre 2000 y 2002 que actualmente participan en el Estudio de Cohorte del Milenio (MCS).
Los expertos analizaron la salud mental (depresión, autolesión), social (victimización, intimidación) y otros datos relacionados con la salud (percepción del peso, uso de sustancias) en los jóvenes a la edad de 14 años. Además, estimaron el número de dificultades concurrentes en cada grupo.
Los investigadores encontraron que las minorías sexuales eran alrededor de cinco veces más propensas a experimentar síntomas depresivos (54 % vs 15 %) y autolesión (54 % vs 14 %).
También tenían menor satisfacción con la vida (34 % vs 10 %), menor autoestima y eran más propensos a experimentar intimidación de compañeros (27 % vs 10 %) y victimización (es decir, agresión sexual/ o acoso, 11 % vs 3 %).
Apoyo para los jóvenes
Las minorías sexuales también tenían más probabilidad de consumir cannabis (16 % vs 6 %) o alcohol (67 % vs 52 %), de percibirse a sí mismas con sobrepeso (49 % vs 33 %), y de hacer dieta para perder peso (66 % vs 44 %).
La investigación muestra la necesidad de mayores esfuerzos de prevención e intervención a nivel escolar, comunitario y de políticas para garantizar que los adolescentes de minorías sexuales no se enfrenten a situaciones sociales, económicas y de salud adversas de por vida.
Para Ross White, psicólogo clínico y coautor del estudio, “los profesionales de salud mental, maestros, padres y jóvenes deben trabajar juntos para crear sistemas de apoyo que permitan a los jóvenes prosperar independientemente de su orientación sexual”.
De ahí que un aspecto importante será fomentar actitudes sociales que celebren la diversidad, reconozcan la humanidad común y fomenten la compasión por uno mismo y por los demás.
“A pesar de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y la introducción de la orientación sexual como una característica protegida, todavía existen grandes desigualdades sociales y de salud para los adolescentes de minorías sexuales que crecen en el siglo XXI”, concluye Rebekah Amos.
Tomado de El Espectador